El otro día tropecé en un manual de estilo de una universidad para la que trabajamos con las “Reglas de oro” del corrector, según ÀlvarValls, y me parecieron tan concisas y clarificadoras, que he decidido dedicarles una entrada:
1. Sé como el buen policía: presume de antemano la culpabilidad [dudad sistemáticamente de todo].
2. Actúa como un buen juez: no condenes a un inocente [no corrijáis nada no condenado explícitamente].
3. Trabaja como el buen cirujano: extirpa con decisión y pulso preciso [corregid lo que toca cuando toca y allí donde toca].
4. Adopta la filosofía del zapatero remendón: si lo que se necesita es media suela, no se la cambies entera [corregid haciendo los mínimos cambios imprescindibles].
5. Mirad al prójimo como el buen cura: “perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen” [paciencia: la decisión final es del autor, a pesar de que esté equivocado].
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